Quiero resucitar un libro, en el sentido más estricto del
término. Sin saber si es posible, es necesario. Se trata de Vie et Survie du
vampire, escrito por Léo Malet, no el de las novelas de detectives sino el Léo Malet que escribía poemas y salía con
surrealistas, e ilustrado por Víctor Brauner, el consolidado, el sin ojo que veía
más que todos porque era un profeta, un mito en vida.
Resucitarán sus páginas en mi librería, sus líneas e
ilustraciones para conocer el método, porque el único método que conozco es el
de Baudelaire y sinceramente no creo que unos besos erguirán unas cenizas. Esa
poesía-método, esa ilustración-convocatoria me resulta estrictamente necesaria
para la resucitación, la que viene después.
Portada con una publicación de la época, 1961
Hipergénesis de la reaparición, Víctor Brauner, 1932
El vampiro
Tú que, como una cuchillada,
En mi corazón doliente has entrado;
Tú que, fuerte como un tropel
De demonios, llegas, loca y adornada,
De mi espíritu humillado
Haces tu lecho y tu imperio,
—Infame a quien estoy ligado,
Como el forzado a la cadena,
Como al juego el jugador empedernido,
Como a la botella el borracho,
Como a los gusanos la carroña,
— ¡Maldita, maldita seas!
He implorado a la espada rápida
La conquista de mi libertad,
Y he dicho al veneno pérfido
Que socorriera mi cobardía.
¡Ah! El veneno y la espada
Me han desdeñado y me han dicho:
"Tú no eres digno de que te arranquen
De tu esclavitud maldita,
¡Imbécil! — de su imperio
Si nuestros esfuerzos te libraran,
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro!"
En mi corazón doliente has entrado;
Tú que, fuerte como un tropel
De demonios, llegas, loca y adornada,
De mi espíritu humillado
Haces tu lecho y tu imperio,
—Infame a quien estoy ligado,
Como el forzado a la cadena,
Como al juego el jugador empedernido,
Como a la botella el borracho,
Como a los gusanos la carroña,
— ¡Maldita, maldita seas!
He implorado a la espada rápida
La conquista de mi libertad,
Y he dicho al veneno pérfido
Que socorriera mi cobardía.
¡Ah! El veneno y la espada
Me han desdeñado y me han dicho:
"Tú no eres digno de que te arranquen
De tu esclavitud maldita,
¡Imbécil! — de su imperio
Si nuestros esfuerzos te libraran,
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro!"
de Charles Baudelaire, Las flores del mal
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